domingo, 23 de octubre de 2011

INTRODUCCION


Definida como la ave más bella del continente americano, el Quetzal fue para las culturas mesoamericanas símbolo de fertilidad, abundancia, bienestar, vida, prosperidad y libertad.

En las culturas maya y azteca los adornos, estandartes y atuendos confeccionados con las iriscentes plumas del Quetzal eran símbolo de poder y riqueza, por esta razón hacían ricos atavíos e insignias para dioses y señores como el manto de los emperadores aztecas que siempre quedaba retocado con unas plumas de esta ave. También utilizaban las plumas a modo de talismán.

Para obtener las plumas, había que capturar el Quetzal vivo, arrancarle las plumas (que volverían a crecer después de la muda) y más tarde, volver a dejarlos en libertad. En el próspero comercio mesoamericano, las plumas de Quetzal eran uno de los bienes más codiciados, éstas eran comercializadas por los mayas tan al norte como se halla el “Valle central de México” y tan al sur como se encuentra el “Imperio de los Incas”, un área que es ocho veces su propio territorio.

De acuerdo a documentos heredados por el misionero español “Fray Bartolomé de las Casas” (1474 - 1566), la captura o caza de Quetzales estaba considerada una gran ofensa: “... ellos castigaban con la muerte a quien matara a la ave de rico plumaje, ya que era difícil de encontrar y sus plumas eran de gran valor porque las utilizaban como moneda”.


En relación a la importancia del Quetzal en las culturas precolombinas, se sabe que en las civilizaciones azteca y maya adoraban a un dios llamado “Quetzalcóatl”. La relación entre el Quetzal y el dios “Quetzalcóatl” reside en el nombre y en la imagen del dios: “Quetzalcóatl” proviene etimológicamente de Quetzal y de cóatl, serpiente, por lo que “Quetzalcóatl” significa “serpiente emplumada” y así es como se le representa en la iconografía de este dios. Los aztecas veneraban a este dios como patrón de los sacerdotes, inventor del calendario y protector de los artesanos. Para los mayas “Quetzalcóatl” fue su mesías.
 

DESARROLLO



El Quetzal es un ave perteneciente a la familia Trogonidae, que se encuentra en las regiones tropicales de América, principalmente Mesoamérica. La palabra "quetzal" fue originalmente usada solamente para el Quetzal Resplandeciente, Pharomachrus mocinno, el famoso quetzal de cola larga de Centroamérica, el cual es el ave símbolo de la República de Guatemala. Actualmente también nombra a todas aquellas especies del género Pharomachrus y Euptilotis. Los seis especies de quetzal existentes (y en peligro de extinción) son:
  1. Pharomachrus antisianus.
  2. Pharomachrus auriceps.
  3. Pharomachrus fulgidus.
  4. Pharomachrus mocinno.
  5. Pharomachrus pavoninus.
  6. Pharomachrus neoxenus.
Pharomachrus mocinno
El quetzal guatemalteco[ (Pharomachrus mocinno), también conocido como quetzal mesoamericano o quetzal, es una especie de ave de la familia de los trogones (Trogonidae). 
Su área de distribución geográfica incluye América Central y el sur de México donde habita los bosques nubosos no perturbados. Se distinguen dos subespecies recononidas.

El queztal guatemalteco se distribuye desde el sur de México hasta el oeste de panamá, incluyendo Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.[] En su área de distribución vive unicamente en bosques nubosos montanos entre 1000 y 3000 msnm.[]


El primer paso ha sido romper con una serie de especulaciones acerca de la imposibilidad de su sobrevivencia fuera de su hábitat natural. Esto ocurre cuando se desconocen las condiciones adecuadas debido a que la excesiva fragilidad de esta especie no permite errores. Además, como se estresan muy fácilmente, requieren un sitio amplio donde poder volar y sentirse protegidos.

En un invernadero de 50x40m y 8m de altura, Estudillo, logró casi una réplica exacta de Los Chimalapas -bosque ubicado entre los estados mexicanos de Oaxaca y Chiapas, donde todavía viven unos cuanto ejemplares. Se introdujeron algunas variedades de vegetales de la región como bromelias, orquídeas, líquenes y helechos arborescentes; al tiempo que los quetzales comparten el espacio con otras especies que viven en áreas con las mismas condiciones naturales como el pavón, originario de Chiapas, o la paloma imperial proveniente de Nueva Ginea, entre otras.

El Valle de México posee las característica climáticas y la altura propicias para el quetzal, que habita las zona de montañas altas donde el clima no es excesivamente frío ni demasiado caliente. La mayor dificultad fue resolver el problema de la humedad ya que estas aves viven en un ambiente con una humedad constante que oscila entre los setenta y ochenta por ciento. De lo contrario son víctimas de fuertes transtornos pulmonares; por ejemplo, una infección de hongos, los mata inmediatamente.
Para ello se utiliza un humidistato; cuando la humedad baja, se enciende un swich y las espreas generan la humedad necesaria.

Otro punto fundamental que se tuvo en cuenta fueron los inconvenientes respecto a su alimentación: el hierro que contienen las proteínas tanto de origen vegetal como animal, no es asimilado por su organismo y le provoca la muerte, cosa que no sucede en su hábitat natural.

La investigación llevada a cabo por el científico concluyó con la siguiente observación: los quetzales beben el agua que se acumulan en las bromelias u orquídeas; por instinto, no salen de la selva y casi nunca toman agua del piso, únicamente lo hacen en épocas de sequía cuando ésta se acumula en las oquedades del suelo cubierto de hojas y el líquido contiene tanino, también llamado ácido tánico, que actúa como neutralizador del hierro.
Se decidió, entonces, evitar el hierro en su alimentación; incorporar, de vez en cuando, unas gotitas de ácido tánico y compensar las proteínas necesarias mediante el consumo de chapulines, grillos, escarabajos, ratones lactantes; y frutas de estación como guayaba, mango, papaya, etc.

Hasta el momento los resultados obtenidos son buenos. Hace aproximadamente cinco años se colocó en el aviario la primera pareja de polluelos de quetzal traídos de Los Chimalapas; han procreado dos veces: una nidada de dos, otra de uno; y están en perfectas condiciones.

En cuanto a que si esta cifra asegura definitivamente que esta especie -en el futuro- no se extinga, Estudillo considera que "apenas se están dando los primeros pasos. Si bien han sido positivos, falta mucho por investigar. La tarea no es sencilla tratándose de aves sumamente frágiles".

Devolverlos a su hábitat natural, también es algo que se resolverá en el futuro. Se ha procurado que, en la medida de lo posible, sus hábitos no se transformen; aún así, el no enfrentarse con enemigos naturales, ni tener que salir a buscar alimento, son factores que van transformando sus costumbres.

Es necesario readaptarlos y evitar que sean liberados en áreas donde no estén debidamente protegidos. Éste será, precisamente, uno de los puntos a tratar en el Programa de Conservación de Aves en Peligro de Extinción. Liberarlas sin la protección adecuada sería "echar por la borda" años de trabajo, además de implicar una fuerte pérdida económica tratándose de un proyecto que fue impulsado y financiado por el propio investigador. Otro objetivo será la creación de un banco genético, para que, dada las condiciones, aquellos sitios en donde estas aves han ido desapareciendo, puedan ser repoblados.

Las causas fundamentales que amenazan la extinción del quetzal son atribuidas a su bajo índice de reproducción; además de que son excesivamente frágiles.

Tienen un corto período de encubación -de 18 a 19 días-, por ello nacen en una condición precaria: sin plumas; tardan mas de ocho o diez días en abrir los ojos; durante ese tiempo son alimentados por sus padres y están muy expuestos a los enemigos naturales como el tucán o la urraca. A su vez, el quetzal adulto no tiene ni pico fuerte ni garras para poder defender a sus crías.

Con el aumento de los depredadores y las modificaciones que el hombre ha hecho al medio ambiente; en los últimos años, la población de quetzal ha disminuido notablemente.